Y nuestros adolescentes la adquieren como un virus que se propaga en la calle.

Los hemos protegido tanto, que los hemos encerrado en urnas de cristal para que no sufran ni padezcan aquello que creemos que nos hizo daño.

Con el paso del tiempo, te das cuenta de que tu hijo no sabe lidiar con la vida. No sabe enfrentarse a los problemas que aparecen cada día en su camino.

Y nos asusta ver cómo los padres culpan a la sociedad, cuando el verdadero problema somos nosotros. Los padres.

Volviendo al virus, la estupidez se contagia, y no solo entre amigos, sino también de padres a hijos. Hemos olvidado enseñarles a ser personas decentes, a inculcarles valores.

Sí, has oído bien, se nos está olvidando enseñar algo tan básico como el buen comportamiento hacia los demás, el honor, la valentía, el valor de la palabra y el respeto hacia uno mismo y hacia los demás.

Debemos reconectar a nuestros hijos con la realidad. La vida no es fantasía; requiere constancia, esfuerzo, valores y amor.

Pero todas estas cosas se las debemos enseñar nosotros, los padres. Debemos darles guía espiritual, debemos enseñar valores pero sobre todo debemos enseñarles que son las personas más amadas del mundo.

Hoy te dejamos una pregunta para reflexionar: ¿Qué legado le vas a dejar a tus hijos?

Es tiempo de volver a pensar y darle una vuelta más a qué tipo de personas estamos proyectando para el futuro.