Misma Madre, Diferentes Madres: La Perspectiva de Gabor Maté sobre la Crianza

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¡Hey, cuánto tiempo!😈

Tus padres, no son los padres de tu hermano, ni los de tu hermana.



Gabor Maté, renombrado médico y autor, ha ofrecido profundos insights sobre la crianza y el desarrollo infantil que han resonado con padres y profesionales de la salud mental por igual. Una de sus afirmaciones más intrigantes sugiere que, aunque los hermanos biológicos comparten a los mismos padres, sus experiencias con estos pueden ser radicalmente diferentes. Esto se debe a una serie de factores que van desde las etapas de la vida en las que se encuentran los padres hasta las diferencias inherentes en la relación con cada hijo. Maté señala que "los padres que experimenta un niño, son los padres que se comportan de cierta manera con ese hijo en particular", y que "no se comportan de la misma manera con un niño que con una niña". Este artículo explora las implicaciones de estas ideas y cómo se manifiestan en la dinámica familiar.


La Edad y Etapas de Vida de los Padres

Uno de los puntos clave de Maté es que los padres están en diferentes etapas de sus vidas cuando nacen sus hijos. Esto tiene un impacto significativo en la crianza. Un primer hijo puede nacer cuando los padres son jóvenes, quizás recién casados, con menos estabilidad económica y profesional. En cambio, un segundo o tercer hijo puede llegar cuando los padres han alcanzado mayor estabilidad financiera, emocional y profesional. Estas diferencias en la etapa de vida afectan la disponibilidad emocional, el nivel de estrés y la cantidad de tiempo que los padres pueden dedicar a cada hijo.


Por ejemplo, un padre joven puede estar más ansioso y menos seguro en su rol, lo que puede llevar a un estilo de crianza más estricto o nervioso. En contraste, ese mismo padre, años después, puede ser más relajado y seguro, permitiendo una crianza más abierta y menos restrictiva para los hijos menores. Esta evolución en el estilo de crianza refleja no solo el crecimiento personal de los padres sino también las lecciones aprendidas a través de la experiencia.


La Dinámica Individual con Cada Hijo

Maté también enfatiza que "los padres no se comportan de la misma manera con un niño que con una niña". Esta observación es crucial, ya que reconoce las diferencias individuales en la relación entre padres e hijos. Cada hijo es único y, por lo tanto, la dinámica que se desarrolla con cada uno es distinta. Un niño puede recibir más atención debido a problemas de salud o académicos, mientras que otro puede ser más independiente y recibir menos supervisión directa.


Estas diferencias no siempre son intencionales o conscientes, pero tienen un impacto profundo en cómo cada hijo percibe a sus padres. Un hijo que siente que recibe menos atención puede desarrollar una percepción de abandono o inferioridad, mientras que otro puede sentirse abrumado por la atención constante. Estas experiencias diversas crean percepciones únicas de los mismos padres, moldeando la identidad y el desarrollo emocional de cada hijo de maneras distintas.


Las Expectativas y Normas Sociales

Además de las diferencias individuales y las etapas de vida, las normas sociales y culturales juegan un papel crucial en cómo los padres crían a sus hijos. Las expectativas de género, por ejemplo, pueden influir en cómo los padres tratan a sus hijos varones y hembras. Los padres pueden, incluso inconscientemente, fomentar comportamientos diferentes en sus hijos basados en estereotipos de género, afectando así la forma en que cada hijo se relaciona con el mundo y consigo mismo.


En diferentes épocas de la vida, las expectativas sociales también cambian. Los padres que crían a sus hijos en décadas distintas pueden enfrentarse a diferentes presiones y expectativas sociales. Un hijo criado en los años 90, por ejemplo, puede haber experimentado una crianza enfocada en la independencia y el éxito académico, mientras que un hijo criado en los 2010 puede haber enfrentado un enfoque mayor en la salud mental y el bienestar emocional.



Las afirmaciones de Gabor Maté nos invitan a reflexionar sobre la complejidad de la crianza y cómo las experiencias de los hijos pueden ser tan diferentes a pesar de compartir a los mismos padres. Entender que "antes de nada, vosotros no provenís del mismo hogar" nos permite reconocer y valorar las diferencias individuales en la dinámica familiar. Esta perspectiva no solo nos ayuda a ser más comprensivos con nuestros hermanos y padres, sino que también nos da una mayor apreciación de las experiencias únicas que nos han moldeado a lo largo de nuestras vidas.


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