¡El Día de Todos los Santos!
Esa fecha sagrada en la que recordamos a nuestros difuntos, llevamos flores al cementerio, y… ¿a quién queremos engañar? 🍩🍬
Lo que de verdad estamos deseando es arrasar con esos dulces tradicionales que llevan esperándonos todo el año. Porque, claro, ¿quién puede negarse a un hueso de santo o a un buen buñuelo de viento?
Huesos de Santo: porque los huesos no engordan, ¿verdad? 💀🍬
Los huesos de santo son esa maravilla de mazapán relleno de yema que nos recuerda a, bueno… huesos. Porque si vamos a comer sin medida, mejor hacerlo en forma de hueso para que parezca "light" 😂. Y lo peor es que uno no puede parar: comes uno, luego otro y, cuando te das cuenta, ya tienes un cementerio de envoltorios vacíos. ¡Tranquilos! En nombre de nuestros difuntos, este atracón está justificado.
Buñuelos de Viento: como el viento, ¡vuelan! 🌬️🍩
¿Quién inventó los buñuelos? Esa persona merece un monumento… o una pastelería a su nombre. La teoría es sencilla: masa, relleno y un baño de azúcar, pero el resultado es una delicia de las que te hacen suspirar. Claro, luego te dicen que “no engordan nada, ¡si son de viento!”. Pues claro, y el viento tiene unas cuantas calorías extra escondidas. Lo bueno es que estos buñuelos son multiusos: de nata, de crema, de chocolate… una variedad que justifica probarlos todos, por supuesto, en nombre de la “devoción”.
Rosquillas: porque para redondo, ya estamos nosotros ⚪️
¡Y las rosquillas! ¿Qué me dices? Esos dulces que están en todas partes y que son perfectos para el desayuno, la merienda, y, si hace falta, hasta para el resopón de medianoche. Las rosquillas son uno de esos caprichos que siempre consiguen que nos saltemos la dieta con gusto. Claro, luego te preguntas por qué llevas días sin cerrar el pantalón, pero, ¡si nuestros seres queridos estuvieran aquí, seguro que también caerían!
Panellets y Castañas: la merienda para un noviembre “calórico” 🌰🍪
No podemos olvidar los panellets, con su toque de piñones, y las castañas asadas que llegan en bandeja cuando el frío se instala. Y claro, hay que acompañarlas de una buena copa de anís, porque no hay excusa que no se pueda reforzar con una bebida festiva. Para los más valientes, esto es sólo el principio: comemos por todos los que ya no están y, bueno, también por nosotros mismos.
Así que, ¡salud! Que este Día de Todos los Santos aprovechemos para recordar a los que se fueron y para dejarnos llevar por el “pecado dulce” 😈.
Porque, en el fondo, ¡no hay mejor forma de honrar a los que amamos que comer en su honor!