Quien con Lobos Anda, a Aullar se Enseña

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¡Hola Sukis!

¡Y no, no hablamos de aprender idiomas lobunos! 🐺👿


Este refrán español nos recuerda que las influencias son poderosas: si andas con lobos, ¡terminarás aullando como ellos! O, en términos más actuales, si tu adolescente pasa mucho tiempo con “lobeznos traviesos”, puede acabar imitándolos. Pero no temas, porque en el maravilloso rol de padre, madre o guía zen, ¡estás para ser el compás moral!


Entre travesuras y delitos, ¡hay un mundo!

Los jóvenes tienen derecho a equivocarse, a experimentar, ¡y sí, a hacer alguna que otra tontería monumental! Pero hay una línea importante entre lo que es un error divertido y lo que puede tener consecuencias graves, y es ahí donde entramos nosotros con nuestro “kit de sabiduría parental”.


● Paso 1: Hablar el mismo idioma. No te quedes en el “eso está mal porque lo digo yo”. En cambio, explícale por qué ciertas acciones no solo están mal, sino que pueden ser perjudiciales para ellos mismos y otros.

● Paso 2: Usa ejemplos reales. ¿Se ríen del vecino por diversión? Cuéntales sobre el impacto del bullying, pero sin sermones: ¡anécdotas reales enganchan!

● Paso 3: Refuerza sus valores. Ayuda a tu hijo a encontrar su voz interior (¡la que no aúlla!) para que sea capaz de decir no cuando sus amigos sugieran alguna idea cuestionable.


Ojo con los "lobos alfa". Las malas influencias suelen camuflarse como “el chico/a cool del grupo”. Enséñales a identificarlos y, sobre todo, a decidir si quieren seguir ese ejemplo o marcar su propio camino.


Tú también fuiste joven. Recuerda tus propios errores y aciertos. Al compartirlos, humanizas la experiencia y refuerzas la confianza. Y si no te sirve esta perspectiva, piensa que con paciencia y humor ¡puedes evitar que tu hijo sea trending topic en la sección de “cosas que salen mal”!


Al final se trata de comunicación. 


Nos vemos pronto Sukis




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