¡Hola queridas Sukis!
Cada mañana, cuando abro mi armario, siento que es como elegir el guion de mi día.
¿Voy de Mujer implacable o de Espíritu libre con vaqueros desgastados? Porque sí... amigas, la ropa no es solo tela; es un megáfono sin volumen, una carta de presentación sin palabras.
Cuando iba a una entrevista, buscaba el traje que decía “contrátame o te arrepentirás”. Si iba a una fiesta, me ponía algo que gritara “¡llegue para brillar!”. Y si había terminado una relación… bueno, ahí sacaba el modelito “me va mejor sin ti” (y confieso que exagero un poco, pero el drama vende).
La cuestión es que siempre estamos enviando mensajes. La clave está en hacerlo a nuestro favor. Porque no es lo mismo que tu ropa diga “estoy aquí” a que grite “¡mírame!”. Y, ojo, también hay que saber leer el idioma de los demás: el tipo que lleva chanclas en invierno, el adolescente que de pronto se viste de negro o la amiga que de repente se viste de rojo pasión… algo están contando.
Así que la próxima vez que dudes frente al espejo, pregúntate: ¿Qué quiero decir hoy? Y si la respuesta es “no tengo ni idea”… bueno, para eso están las gafas de sol y la actitud de estrella de Hollywood. 😎 Aunque si no sabes por dónde empezar te invito a leer este artículo 👉 Potencia tu imagen sin esfuerzo (pero con cabeza)