¡Hey Sukis!
Mira, no sé si es la edad, la maternidad o que me he vuelto una rebelde de bata y zapatillas, pero cada año que pasa me siento menos identificada con el 8 de marzo.
Y no, no es porque no crea en la igualdad, que mi marido y yo repartimos las tareas como si fuéramos una empresa bien gestionada (bueno, más bien como una startup con adolescente incluido, que es caos con amor).
El problema es que el feminismo de hoy en día parece haber perdido el norte. Antes luchábamos por derechos básicos, por igualdad real, por poder trabajar, votar, estudiar y decidir sobre nuestra vida. Ahora resulta que la lucha es porque un hombre te diga "guapa" y no porque te paguen lo mismo por el mismo trabajo, cosa que ya logramos a principios de este siglo. ¿En qué momento hemos cambiado "queremos igualdad" por "queremos estar por encima de los hombres"? ¿Dónde firmé yo para odiar a mi marido, a mi hijo, a mi padre o a mi hermano? Porque a mí no me pasaron ese contrato.
La famosa ley del 'sí es sí' es la guinda del pastel. Se suponía que era para protegernos, pero ha acabado beneficiando a agresores y metiendo miedo en el cuerpo a los chavales. Mi hijo el otro día me dijo que si una chica se acercaba demasiado en la hamburguesería, él salía corriendo. No vaya a ser que le caiga una denuncia exprés. ¿Estamos criando a hombres respetuosos o a personas aterrorizadas de hablar con una mujer?
Y qué me decís del "micromachismo". Que si un hombre te abre la puerta es opresión, pero si no lo hace es un maleducado. Que si te dicen que estás guapa, es acoso, pero si no te dicen nada, es que te han ignorado. Mira, yo prefiero que me digan guapa a que me pregunten por mi código QR feminista para validar si pueden hablar conmigo.
Yo, como muchas otras mujeres, creo en la familia, en el respeto mutuo y en la igualdad de verdad. La que nos hace crecer juntos, no la que nos enfrenta. Harta de las cuotas de genero que nos hacen más listas. Aunque la locura del remate más grande es convertir la percepción en realidad. Porque perdoname, conviertete en femina, sientete mujer si quieres y así lo deseas, pero si tanto deseas se mujer, se justa con las mujeres y compite con los hombres ya que te has convertido en una superwoman a base de bisturí, el Capitan America no lucha contra hombres de a pie. Sentido común. Pero claro, decir esto hoy es casi como declararse enemiga del "movimiento". Pues nada, aquí estoy, con mi delantal de anti-feminazis, orgullosa de mi casa, mi trabajo, mi marido y mi hijo, y con cero ganas de subirme a un tren que va directo a lo absurdo.
Así que este 8 de marzo, mientras unas gritan que "todos los hombres son el enemigo", yo me quedaré en mi hogar imperfecto porque mañana llueve a lo bestia, pero lleno de amor, organizando el caos con mucho me-to-do, respeto pero, sobre todo, sin ser victima de nadie y sin necesidad de odiar a nadie para sentirme libre.
¡Nos vemos cuando queráis! Eso si, mi tropa viene conmigo.