¡Hola Sukis!

Cumpleaños, unicornios y la cruda realidad 🥳🎂

Si tienes un hijo entre los 3 y los 7 años, sabrás que tu vida social no te pertenece. Cada fin de semana es un derroche de confeti, tartas con fondant sospechoso y piñatas de dudosa resistencia. No es que tu hijo sea el alma de la fiesta… es que las madres estamos atrapadas en un pacto silencioso donde, si tú invitas a mi niño, yo invito al tuyo. ¡Una red de favores con más presión que una boda real! 👑🎈

Así que ahí estamos: domingo tras domingo, con los calcetines llenos de confeti y las carteras temblando porque, claro, hay que llevar regalo. Pero todo sea por la autoestima infantil, ¿verdad? Que ningún niño se sienta excluido. Porque si un niño de 4 años no es invitado a la fiesta de su amigo del parque, claramente será un adulto con traumas (o eso dicen).

Pero entonces, ¡pum! Tu hijo cumple 8 y la realidad lo atropella sin previo aviso. 🎭 Adiós a las listas de invitados kilométricas, adiós a las “mamis en pacto de cumpleaños” y hola a la cruda verdad: sus "mejores amigos" eran en realidad nuestras obligaciones maternales. La autoestima que tanto alimentamos con fiestas temáticas se evapora en el aire junto con los globos desinflados.

Y ahí estás tú, explicándole con dulzura (y un poco de hipocresía) que no pasa nada, que la amistad no se mide en invitaciones y que no puede ir a todas las fiestas… Mientras recuerdas cómo hipotecaste un riñón para pagar la suya de los dinosaurios en el parque de bolas. 🦖🎁

Así que si estás en esa etapa de locura, disfruta. Y si tu peque ya tiene 8, prepárate para recoger los pedazos de su corazoncito cuando descubra que el mundo no funciona con globos y chuches. Y sobre todo… ¡celebra que te has librado de comprar más regalos a desconocidos! 🛍️😂