¡Hola Sukis!
¿Educar sin traumas... o sin traumarme yo? 💖😤
¡Amigas! Educar con amor está muy bien. Es muy bonito. Y muy de Pinterest. Pero, perdonadme que os lo diga, ¡es agotador! Sobre todo cuando quieres hacerlo sin gritar, sin castigar, sin chantajes emocionales, sin traumas... ¡y sin cargarte tu salud mental en el intento!
Porque sí, todas queremos criar hijos felices, seguros, resilientes y emocionalmente estables. Pero lo que nadie dice es que para eso te tienes que tragar tus propias heridas, tus miedos, tus inseguridades y a veces hasta tus ganas de decir: “Mira, haz lo que te dé la gana, que yo me voy a meditar… o a comer chocolate escondida en el baño.”
Nos pasamos la vida escuchando frases como:
🔸 “No sobreprotejas, pero acompaña.”
🔸 “Pon límites, pero con amor.”
🔸 “Sé firme, pero flexible.”
🔸 “Valida sus emociones, pero no refuerces conductas negativas.”
Y yo digo: ¿Y mi emoción de frustración? ¿Quién me la valida a mí? 😩
Educar sin traumas está genial, pero muchas veces lo que quiero es no acabar yo traumada de tanto intentarlo. Y es que, entre tanta teoría, tantos vídeos de expertos en crianza (que salen a patadas), tantos consejos que se contradicen entre sí… a veces se nos olvida lo esencial: también tenemos derecho a equivocarnos.
A veces gritamos. A veces no sabemos qué hacer. A veces estamos tan cansadas que decimos "sí" a todo porque simplemente no tenemos fuerzas para otro “no”. Y eso, queridas Sukis, no te hace mala madre. Te hace humana.
Solo puedo deciros, que tras tres años de decir "nene, no pongas los pies ahí, por favor" el seguía, insistiendo, provocando, con esa mirada de mira como SI lo hago, de pronto salió un león dentro de mí que bramó "Si vuelves a poner los pies ahí, te pondré el culo tan morao que no podrás sentarte en años" ¡Oye, hasta hoy! Hice mal, seguramente, estaba frustada y agotada de ser un loro, también. Pero mira, a mi me criaron así y tan mal no me ha ido.
Así que respira. Ríete. Y recuerda que no estás sola. Estamos todas aquí, criando como podemos, aprendiendo sobre la marcha y queriendo con el alma. Y eso, eso sí que es educación con amor.
¡Nos vemos la próxima semana!
Quizás te ayuden estas lecturas:
👉 Las 3 Reglas de Oro según Rocío Ramos-Paul
👉 Adolescentes rebeldes, solo una etapa pasajera
👉 Respetar para Guiar con Límites Seguros
Capitulo 1 Nuestros hijos saben más... pero entienden menos
Capítulo 2 Redes sociales: el patio del recreo más salvaje del mundo