¡Hola Sukisss!
¿Y si comes como nutricionista por un día? 😏🧠 🥑🍳🧀
Hoy os traemos una propuesta muy loca (pero muy sabia): incluye un día a la semana de veganismo y otro de sólo proteínas y grasas animales. ¿Qué? ¿Que eso es contradictorio? Para nada. Es equilibrio puro y sabroso. 🧘♀️✨
🥦 Un día vegano a la semana: detox sabroso 🌱
Hacer un día de veganismo (sin productos animales ni lácteos) tiene un montón de ventajas:
💚 Le das un respiro a tu hígado y a tu intestino. Comidas ligeras, ricas en fibra, llenas de antioxidantes.
🌍 Reduces tu huella ecológica. Un solo día sin carne ni lácteos ahorra agua y reduce gases de efecto invernadero.
🍠 Te llenas de energía limpia. Frutas, verduras, legumbres y cereales integrales: una bomba de vitalidad (de la buena, no radioactiva).
🤰 Equilibras tus hormonas. La fibra ayuda a eliminar el exceso de estrógenos. Adiós a los altibajos hormonales locos.
Además, el veganismo, cuando se hace bien (sin solo comer patatas fritas, porfa), es un mimo para el intestino y para la piel. ¡Te lo agradecerán con amor y menos granos!
🥩 Un día proteico-animal: fuerza ancestral 🦁
Ahora lo opuesto. Un día con solo proteínas y grasas animales (carnes, pescados, huevos, mantequilla, aceite, sin azúcares ni cereales) tiene sus cositas buenas también:
🔥 Activa la cetosis ligera, lo que ayuda a quemar grasa y a limpiar residuos metabólicos.
🧠 Mejora tu concentración. Las grasas buenas nutren el cerebro y dan una sensación de claridad brutal.
🦴 Refuerzas músculos y huesos. Ideal para deportistas o para ese día en que necesitas "tirar del carro".
🛌 No hincha. Este tipo de alimentación suele reducir la inflamación intestinal.
No se trata de convertirte en cavernícola 🪨 ni en conejo 🐇. Se trata de jugar con los extremos para que tu cuerpo aprenda a adaptarse, a equilibrarse y a sentirse mejor que nunca.
¿Lo ideal? Alternar. ¡Juega con tu plato! 🥄
Cada día puedes “vestir” tu alimentación con un rol distinto. Un día zen y verde 🌿, otro salvaje y paleo 🐾. Lo importante es que lo hagas con sentido, variedad y alegría.
¡Tu cuerpo no quiere rutina, quiere aventuras culinarias!